Y el día siguió gris y salió un sol pálido, frío. Y no paró de cantar la lluvia en el tejado y las calles no perdieron la humedad y los árboles se llovían más fuerte que la lluvia misma y las aves dormitaron en sus nidos tibios adentro y cargados de agua afuera. Y vimos televisión y dormimos televisión y nos preparamos para iniciar una noche fría y plagada de sueños que nos conducirá a un día quizás similar. Lluvia y más lluvia y a pesar de la lluvia y de la apatía que ella produce; la vida continua y se ama, se trabaja, se estudia, se escribe, se sueña y se llueve afuera y algunas veces también adentro; ahí… adentro, bien adentro. Pero de todas formas a pesar de la lluvia la vida se vive, nos vive y nos sobrevive.
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