A los que mentiras dicen
les apestan las narices,
las patas y las axilas,
les da caspa voladora,
se les reseca el cerebro
pobres de ellos
pobres almas;
se les acaba la calma.
A los que mentiras dicen
les duele el cuerpo y el alma
tienen los ojos llorosos
y pujan cual vil pulgoso.
A los que mentiras dicen
les suceden tantas cosas
que mejor sería que ahora
dijeran todas las cosas.
dijeran todas las cosas.
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