Y me quedo allí impávida, serena.
Contemplando tu ausencia,
viviendo tu recuerdo.
Añorando tu piel, tu olor,
tu esencia de varón.
Deseando tenerte como siempre,
cálido, vital, ardiente.
Metido en mi, robándome el aliento
Sintiéndome morir entre tus brazos
Y disfrutando al máximo tu abrazo.
Entonces al partir
Sigues dentro de mí.
No estas ausente.
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