sábado, 31 de octubre de 2009

Aquelarre

Silencio total, la lluvia acaba de pasar y aunque suene estrafalario y a cliché se podría ver mas por la boca de un lobo.No puedo recordar lo que ha sucedido, no entiendo que hago en ese sitio tan frío, oscuro y húmedo. Alcanzo a percibir ulular de aves, búhos diría yo y alguno que otro aleteo. ¿Murciélagos?Intento caminar sin chocar contra algo, pero es imposible. En realidad estoy pensando que me quedé ciega. Me llevo las manos a los ojos y los palpo. Ciega a lo mejor no, siento los globos oculares allí, además no tengo dolor alguno, tampoco humedades que puedan significar sangre.
Sigo caminando y chocando, me tuerzo un pie y me lastimo un poco, pienso que debo cuidarme y me detengo y miro de nuevo. Nada, a lo lejos un rayo ilumina levemente y en ese momento percibo algo que brilla en la oscuridad. ¿Una luciérnaga? No. Más bien dos luciérnagas… ¿pero tan cercanas, tan simétricas? Me da un poco de temor y me detengo, me agazapo y miro hacia el sitio donde noté el brillo. No sé si es por el miedo, pero veo de nuevo lo mismo. Son dos ojos verdes como esmeraldas resplandecientes. Noto que se acercan a mí y es como si el par de ojos pensaran. Me quedo ahí agachada sin respirar casi y temblando como un árbol en medio de un fuerte vendaval.
Estoy tan asustada que no puedo quitar mis ojos de aquellos otros tan hipnotizadores. De repente siento algo al lado, salto en mi escondite y ahogo un grito de terror. Un rayo más próximo ilumina y me doy cuenta que estoy en medio del bosque. Pronto la lluvia llegará hasta mi y me mojará, tengo que buscar un sitio para guarecerme pero sin ser notada o seguida por esos magníficos ojos verdes.
Casi reptando llego a una cueva, allí dentro está tibio, seco pero hay telarañas por todas partes. Parecen puestas adrede por alguien. El espacio es grande y de alguna manera está iluminado. Hay un círculo de piedras, un fogón de leña y un caldero hierve sobre él.
Es grande, muy grande y me pregunto que tipo de persona o ser vivirá allí y confeccionará su alimento de ésta manera.
No veo a nadie cerca y me aproximo callada, sigilosamente y noto que algo hierve en el interior, hay hierbas varias y algo que parecen lombrices y ojos flotan en la sustancia. Estoy tan embebida observando aquello que no me doy cuenta de que la cueva se ha ido paulatinamente llenando de gente.
Mujeres y hombres han entrado callados y se han acomodado en circulo, unos están sentados en las piedras, otros recostados cómodamente a las paredes y me observan con ojos brillantes de un magnífico e hipnótico verde esmeralda.
Siento que un sudor frío me recorre la espalda, tengo ganas de correr pero las piernas no me obedecen, tengo ganas de gritar y mi garganta se rehúsa a hacerlo. Siento mis pies clavados en el piso.
De pronto un murmullo se apodera del recinto, no veo que nadie mueva los labios pero aunque el ruido es sutíl casi puedo sentirlo en la piel, las miradas de mi “auditorio” se clavan en algún lugar a mi espalda, con sumo cuidado y como temiendo romperme, giro y veo allí al ser mas terrorífico, al más espantoso y horripilante engendro de la naturaleza.
Observo la crueldad de su mirada, noto su verruga y sus greñas sucias y canosas, su apestoso olor ha invadido el recinto. De repente los demás miembros de su clan se inclinan respetuosamente y saludan. !Oh! magnifica bruja mayor doña Marucha, por fin llegas. Esperábamos ansiosamente tu presencia. Nadie modula pero las palabras surgen en mi mente como si fueran escritas a hierro y fuego, casi duelen en mi cerebro febríl.
Sonriendo malignamente dice: "Noto que la comida llego antes que yo, eso es maravilloso".
Ella se me aproxima, con un par de dedos negros de uñas largas y curvas me toca el brazo. Hace un gesto de aprobación y sonríe bizqueando un poco el ojo izquierdo. El brillo se hace más malévolo. Retrocedo asustada y sin darme cuenta quedo con la cintura pegada al caldero. Luego de un movimiento general pero bien sincronizado por cierto, noto que soy levantada por los aires, luego tengo una sensación de vacío y…

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Me acuerdo (II) El velorio

 El velorio  Me acuerdo cuando  en la casa de la abuela velaron esa niña recién nacida. Me acuerdo que le pusieron mi vestido y zapatos de b...