Aprendí que a pesar
de ser no soy.
Que no soy el
ombligo del mundo,
no soy la madre
Teresa ni el Papa,
no soy la bondad
hecha persona,
pero tampoco soy la
maldad "humanizada".
No soy la mejor
persona ni la peor.
No soy la más fea;
tampoco la más bonita.
(Depende también de
quien me mire y de la forma en que lo haga)
No soy la más
juiciosa,
ni la más
desordenada.
No soy la mejor
madre; tampoco la peor
(Pero casi)
Aprendí sin embargo;
Que una sonrisa
puede cambiar un día.
Que se atrapan más
moscas con miel.
Que los amigos son
para siempre;
pero no todas las
personas que conoces lo son.
Que los abrazos y
los besos hay que darlos hoy, ahora mismo.
Que la vida se tiñe
del color que le pongas.
Que hay lágrimas de
alegría unas;
de tristeza otras,
y unas cuantas más
que se volvieron vicio.
Aprendí;
Que todos los
extremos son malos,
que amar en demasía
cansa y empalaga,
que el desamor mata
al amor;
que lo entierra
profundo
y que hacer que
vuelva a renacer es tarea de titanes.
Aprendí
Que no todo hay que
decirlo;
que a veces las
miradas dicen más que las palabras
y que hay palabras
que no dicen ni pio.
Aprendí que decir
te amo
no significa necesariamente amar,
no significa necesariamente amar,
que las acciones
son muy importantes;
pero que escucharlo
ayuda.
Aprendí que no
siempre se tiene lo que se desea,
pero también aprendí que no siempre lo que se desea es lo que te hará más feliz.
pero también aprendí que no siempre lo que se desea es lo que te hará más feliz.
Aprendí que la
felicidad es como un destello;
que brilla de
repente con gran intensidad
y luego se apaga,
y después vuelve.
y después vuelve.
Aprendí que el
dolor es exactamente lo mismo,
y que la vida está
llena de una y de la otra.
Aprendí que la
terquedad es innecesaria,
que Dios nos dio la inteligencia para usarla
y que estrellarse una y otra vez contra la misma piedra
que Dios nos dio la inteligencia para usarla
y que estrellarse una y otra vez contra la misma piedra
es una tontería.
Aprendí que la
violencia atrae más violencia
que los gritos
conducen a otros gritos
y que nadie
entiende de esa forma.
Aprendí que todo lo
que piense o diga
no será tan
importante como lo que haga.
Aprendí que
aprender es lo que importa.
Patricia Lara P.
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