sábado, 30 de agosto de 2014

Espejo roto




Amaneció brillante,
límpida y resplandeciente
y, con un leve contacto,
se tornó en miríada
dolorosa de múltiples trozos.
Un toque suave
-pesaroso-
la esparció por los aires.
Y ya no fue resplandor
sino estruendo y sorpresa.
Dispersa e incomprensible,
-incomprendida-
yace fraccionada.
Destruida.
B. Osiris B.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Las margaritas de Octavio

Las margaritas de Octavio  Octavio amaba las margaritas, pétalos blancos con corazón dorado; repleto de dulce polen. Pero en la calle ochent...