sábado, 30 de agosto de 2014

Hablando del amor y de querernos




Que te puedo decir yo.  Pues que me criaron diciéndome que tenía que verme hermosa siempre, que debía estar peinada y maquillada y que los zapatos de tacón alto había que llevarlos con muchísima elegancia.  No es cuestión de andar por la vida como si tuviéramos la sepultura colgada de los talones.  ¡No señor!  "Antes muerta que sencilla" era el lema a seguir.  Por eso mismo las lágrimas nunca fueron bien vistas.
En esto del cuidado personal también estaba el usar sino faja por lo menos si un lindo y buen sostén.  Y es que si se caen los cachetes que son más pequeñitos con mayor razón se cae el busto y termina amontonado sobre las rodillas en caso de ser grande o colgado como orejitas de perro si es pequeño.
¡Incomodo!  A lo mejor sí, pero la vida necesita sacrificios y si para verse linda y bien hay que hacerlos; pues se hacen.  Y no precisamente para lucirle a alguien;  no señor.  Para lucirse uno mismo.  Para verse hermoso, para amarse mucho y para brillar siempre.  Y es que si no nos amamos nadie más nos amará.
A veces nos venden historias de amor y de protección que no son otra cosa que cadenas.  Y nos dejamos enredar por ellas por eso, por falta de cariño hacia nosotras.  Y porque ciframos nuestra existencia y nuestra felicidad en los otros cuando somos nosotras las garantes de que lo podamos ser.  Aquel que nos ama nos desea felices y libres y no enclaustradas incluso entre nuestras propias vestimentas.
Patricia Lara P.

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