Anoche el chiquitín se afanaba limpiando un espacio de mi cajonera. Sacaba con premura medias, pantis, hilos e infinidad de cosas que guardo ahí en un desorden tal que brotan por los lados y no logro cerrarla plenamente.
Lo veía; escarbando con sus bellas paticas y en un estado de
concentración y frenesí que no me atreví a decirle ni pio y lo deje
hacer.
Al cabo de unos minutos, -pocos realmente- lo veo mullir algo que
dejó abajo. Seguramente a propósito y luego se acostó a dormir un sueñito
de unos cinco minutos pues al ser un bebé, la noche lo llama a explorar, a
cazar insectos o a imaginar experiencias únicas de vida.
Hoy están todas mis cosas tiradas
por el piso. Así que pienso que es como la oportunidad de hacer una buena
selección de cosas y tirar lo que no necesito, lo que no uso hace tiempo y
dejarle su nido a mi precioso. No por nada él mismo se afanó en
confeccionarlo.
Me encanta verlos. Cuando nos observan buscando algo. Llegar
a "ayudar", metiendo sus ñaticas por todas partes y reblujando con
sus paticas.
Me gusta tenerlos en la casa, me gusta buscarlos por los rincones cuando
hace rato no los veo; me encanta acercarme y besarlos y hablarles quedito
mientras ronronean.
Amo
ese par de alegrías peludas que Dios me regaló.
Patricia Lara P.
No hay comentarios:
Publicar un comentario