(A doña Yolanda de la Colina-
Ay, de que se enoje)
Yoluja de la Coluja
insensible en su escóbula
Indolente revueluja
y en su mantón se arrebuja.
Ella al reír se ahoguja
recordando el estropicio
que armó en el noviciadujo
pues amarró de una patuja
a la madruja Lauruja
y al irse a poner de pie
fue a dar con su naricuja
contra el resucio suelujo.
Lauruja se hizo cruces
y le lanzó maldiciones
a Yoluja en raudo vuelo.
La madruja Lauruja
al ver a las noviciujas
revolcarse en la tierruja
y llorar y carcajear
a costa de sus costujas
ya viejas y sarandeadas
y por cierto muy rezadas.
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