domingo, 23 de octubre de 2011

De promesas, juramentos y engaños

Me causan curiosidad, más bien risa e incluso algo de desconcierto por no decir mucho de eso; las canciones en las cuales los hombres le dicen a la mujer objeto de su deseo viril, que la aman pero que la dejan para no hacerle daño.

Y es que la enamoran a sabiendas de que son mujeres según dice la letra de las mismas; casadas o comprometidas, luego la convencen de su amor y de su entrega y dedicación y más adelante cuando logran lo que desean ya no quieren hacerle daño y la dejan. Es una contradicción o es que sencillamente se valen de la labia y de juramentos vanos, para hacerla creer en ellos y luego como diría mi madre: “Después de pájaro cogido palo con el nido".

Los seres humanos, básicamente las mujeres hemos sido crédulas por naturaleza y deseamos tan fervientemente ser amadas que terminamos creyendo “cuentos chinos”. ¿Por qué existe la necesidad de mentir para lograr lo que deseamos a expensas de la felicidad o infelicidad de los otros? ¿No sería más sencillo y más digno también ofrecer realmente lo que estamos dispuestos a dar?

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