
Le pido a Gustavo que me regale un beso, lo apachurro. Le digo de nuevo que me regale un beso mientras le piqueo la cabeza y nuevamente el me mira con esos ojazos amarillos, no me resisto a besarlo otra vez en la cabeza esa que él tiene y que yo amo. Escucho como ronronea. Le digo que sin ronroneos; que él es un macho y que no le sienta bien ser tan consentido. El me mira a los ojos con cara de pregúntame lo que me importa ser un macho mimado.
Es un gato amarillo que hace lo que quiere cuando quiere pues es el rey de la casa, es muy consentido, ronronea en las mañanas, en las tardes, en las noches y cada vez que se sabe objeto de mimos que es todo el tiempo que lo vemos. Se reconoce amado y ronronea a todas horas pues es el gatico más amado del mundo y sus alrededores.
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