martes, 25 de octubre de 2011

Nueve meses

La gente se arremolina sobre el barranco. Abajo se ve a los hombres de la ley tomarse la cabeza con gesto asustado; mientras observaban aquel tarro de galletas. ¿Qué es lo que los asombraba tanto? Si ellos, estaban acostumbrados a ver en aquel sitio la basura que la gente del barrio arrojaba sin tener cuidado de proteger el medio ambiente e incluso la salud propia y la de sus familias.

Al cabo de unas horas subieron de allí, del basurero, llevando con ellos un pequeño paquete que fue depositado en un auto y llevado a medicina legal. Luego empezaron las indagatorias. ¿Alguna mujer había estado embarazada y ahora no lo estaba? Los vecinos del barrio no entendían la pregunta ni el motivo por el cual la hacían. En el barrio siempre había por lo menos una mujer en estado de gravidez y claro no dejaba de estarlo hasta que la partera le entregaba en brazos otra criatura más.

Alguien de pronto recordó haber escuchado el llanto de un bebe silenciado casi al instante. Entraron a las casas, buscaron sin encontrar nada o si, unos trapos llenos de sangre en una de las piezas más pobres y tratados de ocultar y quemar en el fondo de un tarro de basura. Una mujer que nunca había estado embarazada pero que ahora estaba metida en la cama aquejada de fuertes dolores y al mirar con un poco más de atención su cama deshecha y llena de sangre e incluso unas cuantas gotas de la misma habían en el corredor y en el baño.

Llaman al doctor que se ha encargado del levantamiento; la examina y se entera. Acaba de parir por lo que se sabe un bebe vivo por el llanto escuchado y acallado prontamente al ser envuelto rápidamente en un trapo y luego su pequeña cabeza ser introducida en el tarro de galletas en el cual procede la mujer a pararse.

La madre acosada por locura, miedo, odio, temor, terror lleva a cabo la ejecución del plan trazado durante nueve meses.

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