lunes, 3 de octubre de 2011

Danzando

La vida es una danza; lenta a veces, rauda y casi loca otras. En algunas oportunidades sensual y unas cuantas más mortal. La vida es un baile sin coreografía ni música definidas. Depende del momento del sentimiento que te genere la escucha del instante. Algunas veces no percibes nada y te detienes e intentas oír y te sientas y esperas un poco más y de pronto en forma loca, estentórea, rauda; la vida danza de nuevo y te lleva por caminos insospechados y te muda de ropas, de parajes, de parejas, de instantes, de momentos, de gentes. Y tú danzas sin parar; frenéticamente, alocadamente. De pronto de nuevo la vida se detiene casi completamente y de nuevo cierras los ojos, escuchas y quieres bailar pero no hay forma. No es posible. La vida perdió musicalidad y calidad y calideces y solo la observas con un brillo de locura en los ojos, con los labios húmedos y deseos de bailar de nuevo. La vida danza antes tus ojos fríos, oscuros. Solo ella lo hace y tú desde un lado del escenario la observas bailar, girar con loco furor. Ella desea bailar contigo y tu también deseas bailar con ella pero solo estas ahí sin estar realmente. Solo eres un espectador en el frenesí del baile de la vida.

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