Y guardó silencio... un silencio ensordecedor. Un silencio que duro tan solo unos segundos. Unos segundos que fueron suficientes para que se diera vuelta y partiera... para siempre.
En esos segundos el siempre; se
hizo eterno, constante y doloroso. Pues el amor también se dio la vuelta
y partió... para siempre.
Y es que el siempre dura mucho... muchísimo
y el amor puede ser perdurable mientras dure o ser un nunca eterno.
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