lunes, 9 de septiembre de 2013

Eclipsados





Sol la observa desde lejos.  Quiere acercarse a ella, deslizar sus manos candentes por esos cabellos plateados, tan brillantes.  La desea con locura; tanto que a veces intenta ir más lentamente para esperarla.  Ella por tiempos redonda y sonrosada lo mira y otras con una sonrisa coqueta le guiña los ojos.
La desea.  Espera que algún día luna se acerque tanto, que pueda acariciarla.  O que quizás también, sea ella quien pierda la timidez que la caracteriza y lo bese.
A veces, Luna lo cubre y entonces Sol  la abraza, la posee.  En aquel momento y siendo tan pudorosos ambos, oscurecen el mundo para amarse.  El milagro dura tan solo unos minutos, que deben alcanzar por muchos años.

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