Siempre pensé que comerme una rana sería realmente asqueroso. Me la imaginaba así como gelatinosa pero no tanto y con sabor a pantano. ¡Uy! si hasta el olor me parecía inmundo. Y no.
Estuvo rica mi rana... de
chocolate.
Patricia Lara P.
Las margaritas de Octavio Octavio amaba las margaritas, pétalos blancos con corazón dorado; repleto de dulce polen. Pero en la calle ochent...
No hay comentarios:
Publicar un comentario