domingo, 19 de diciembre de 2021

El espantapájaros

 El espantapájaros


Crecí viéndolo en el huerto de mi abuela. Cada tanto, él estrenaba un sombrero, una camisa, o una bufanda. Alguna vez vi que lucía unas gafas de marcos dorados y lentes rosa. Esos jamás se deslucieron o perdieron su brillo y elegancia. Con ellos notaba que me observaba constantemente. Eran como la luna. Jamás lograba perderlos de vista. Yo temía acercarme a él, incluso desde antes de ver tantas películas de terror y saber o entender que eran tan malos.
Un día vi que unas aves construían un nido en él. Lo vi cargando sobre sus hombros los polluelos. Lo vi casi acunarlos. Alguna vez incluso alcancé a verlo inclinarse y regresar al nido a un polluelo que había intentado alzar el vuelo sin lograrlo.
Empecé a observarlo más y más y el horror que me inspiraba se fue convirtiendo en admiración.
Con el tiempo me recostaba a su sombra a leer una tras otra las historias que a ambos nos encantaban. Disfrutaba enormemente los cuentos de terror inspirados en sus congéneres.
Pasaron los años y ahora son mis hijos los que le cambian su camisa, bufanda o sombrero comprados especialmente para él. Le gustan los colores brillantes y festivos. Lo único que jamás le hemos podido cambiar son sus hermosos lentes dorado y rosa.

Patricia Lara P

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