¡Que no!
Que nadie te mate,
que nada te rompa,
que nadie -¡nunca!- arrebate
tu dulzura o te haga sombra.
¡Que no!, que ningún "campeón"
en brío vilipendioso
destroce tu corazón
con gestos o actos odiosos.
¡Que no!, que eres un tesoro
de dones y eres hermosa,
que tu sino es ser dichosa,
¡que vales tu peso en oro!
¡Que no!, que a tu bella estampa
el amor nunca le falle,
¡que sea gozo, nunca trampas!
y que un "campeón" de calle
de media o baja calaña
ni con artes -ni con mañas-
haga mella con su saña
a una dama de tu talle.
B. Osiris Bocaney
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