El hombre despertó sediento. Ella amablemente le dio agua, le pidió que no se moviera mucho pues estaba herido. Le dio también un tazón con sopa caliente que contenía verduras y trozos muy suaves de carne.
Al día siguiente sucedió más o menos lo mismo. Solo que la herida era un poco más alta. Iba llegando ya a la rodilla.
Patricia Lara P
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