sábado, 30 de julio de 2011

Y se la estaban comiendo

Y si, también a ella se la estaban comiendo las hormigas. Me dio tristeza y rabia. Esos benditos insectos no respetan nada. Ella era dulce, tenía el corazón lleno de buenos detalles y de cosas ricas y las muy desventuradas no sabían respetar nada, a lo mejor su pequeño cerebro no les permitía pensar o quizás su sentido de supervivencia era el que las obligaba a actuar de esa manera tan cruel.

Muy seguramente las hormigas sabían que no podía defenderse, quizás intuyeron que a lo mejor nadie las culparía o nadie se enteraría de su acción perversa; pero yo las vi en flagrancia. Si, se la estaban comiendo las hormigas.

Al ver esto con mis propios ojos y llena de indignación, con mi propia mano las retire del último trozo de mi hermosa torta de durazno con ciruelas.

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