Hoy me desperté como siempre. Fui a la cocina como siempre y preparé algo para mi hija como siempre
Esperé en el computador hasta que ella terminó de arreglarse como siempre
y luego fui con ella a esperar a que llegara el bus del colegio como siempre.
Ella se fue y me metí de nuevo a la cama como casi nunca hago.
Y sentí el calor de la cobija y la comodidad de mi colchón de hace años y cerré los ojos e intenté dormirme de nuevo.
Lo intenté mientras escuchaba un programa de los que me gustan, un programa de crímenes y sus resoluciones y pensé en que muchos inocentes por pruebas circunstanciales van a dar a la cárcel y no solo eso, son incluso condenados a muerte.
Escuché que hablaban de moscas y de larvas y me las imaginé comiendo, deglutiendo un cadáver y al verme ahí acostada con los ojos cerrados y escuchando también morbosamente; además me imaginé en la tumba.
Yo ahí acostada, en uno de esos cubículos chiquitos en los que apenas si cabe un ataúd y yo ahí sin ataúd siquiera. Acostada, con las manos cruzadas al frente y los ojos fuertemente cerrados. Mientras siento como miles de gusanos como granos de arroz caminan por mi cuerpo y me consumen y solo quedan los huesos blancos, brillantes y los dientes grandes sonrientes y las cuencas vacías en una mirada interna eterna.
(¿Que pensamientos no?) Estar desocupado a ratos es casi una condena no una bendición como debería ser.
Doña, anda usted en unos menesteres mortuorios que me enguachinan la poca alegría que cargo... Mucho mentar a la flaca implícita y explícitamente estos días... ¿What's going on?
ResponderEliminarEsa señora por algún motivo que ignoro me trae de cabeza. Debe ser que uno intuye no solo la muerte sino también los líos. Y no estoy triste, solo pensando pensamientos tristes por estos días, seguramente en unos pocos los pensamientos se alegraran.
ResponderEliminarUn abrazo enorme.