A veces prefiero
cerrarme como un capullo
en lugar de abrirme
como un botón de rosa.
Cerrar los labios,
cerrar la boca.
Amarrar las palabras,
atar los dedos,
impedir que escriban
letras y con ellas palabras.
A veces el silencio sirve
para que te comprendan
otras la gente no lo entiende
y las palabras se mueren
en los pensamientos silentes;
y no curan heridas
no restañan corazones sangrantes.
A veces el silencio es elocuente
pero cuando la gente no desea entender
no entiende.
Algunas veces es mejor
dejar que el tiempo pase
tratar de perdonar
tratar de no llorar por dentro
ríos que conducen a mares.
Tratar de que los pensamientos
no hagan surcos en la cara
por los cuales no corre ni una lágrima.
El silencio duele
pero una palabra mal dicha
una frase mal pronunciada
nunca se la lleva el viento.
A veces es mejor morirse uno por dentro
antes de matar a otro
con una palabra mal dicha
o mal entendida.
O tal vez con algo escrito.
Los pensamientos dañan
al dueño de los mismos
pero no a los otros
aun cuando ellos son los responsables
del dolor que sentimos.
Y por ello muramos lentamente
y suframos arduamente.
Quizás la vida es eso
un eterno río de duras pruebas
o un mar de silencios propios
y jamás compartidos.
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