lunes, 4 de julio de 2011

Silencio, soledad y muerte

A veces prefiero

cerrarme como un capullo

en lugar de abrirme

como un botón de rosa.

Cerrar los labios,

cerrar la boca.

Amarrar las palabras,

atar los dedos,

impedir que escriban

letras y con ellas palabras.

A veces el silencio sirve

para que te comprendan

otras la gente no lo entiende

y las palabras se mueren

en los pensamientos silentes;

y no curan heridas

no restañan corazones sangrantes.

A veces el silencio es elocuente

pero cuando la gente no desea entender

no entiende.

Algunas veces es mejor

dejar que el tiempo pase

tratar de perdonar

tratar de no llorar por dentro

ríos que conducen a mares.

Tratar de que los pensamientos

no hagan surcos en la cara

por los cuales no corre ni una lágrima.

El silencio duele

pero una palabra mal dicha

una frase mal pronunciada

nunca se la lleva el viento.

A veces es mejor morirse uno por dentro

antes de matar a otro

con una palabra mal dicha

o mal entendida.

O tal vez con algo escrito.

Los pensamientos dañan

al dueño de los mismos

pero no a los otros

aun cuando ellos son los responsables

del dolor que sentimos.

Y por ello muramos lentamente

y suframos arduamente.

Quizás la vida es eso

un eterno río de duras pruebas

o un mar de silencios propios

y jamás compartidos.

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