sábado, 2 de julio de 2011

A ti

Ha sido una constante. Debes ser una santa para haber podido vivir con él tantos años. Y yo me pregunto y me he preguntado desde hace mucho. Qué es lo que me pueden decir de ti tus amigos e incluso tu familia que yo ya no sepa o por lo menos me imagine.

En cambio yo respondo. No creo que tengas cosas para decirme que yo no sepa, he vivido con él por tantos años que no puedo decir que lo conozco pues uno no logra conocerse ni a uno mismo, pues el cambio es la constante. Pero; la gran mayoría de cosas tuyas si las sé.

Sé por ejemplo que eres un gran padre, un buen esposo y un excelente hijo. Un hombre que se preocupa por su familia. No hablando de familia solo nosotros tus hijos y yo sino también tus hermanos y tus padres.

El hombre que muy seguramente ellos recuerdan o creen conocer debe ser el hombre que yo conocí hace tanto y del cual me enamoré, pero él ya no es el mismo. Cambió con el tiempo y se fue adaptando a las circunstancias, a la vida en pareja, a la vida en familia.

El hombre enamorado y coqueto muy seguramente está ahí. -No muy seguramente- con seguridad absoluta ahí está. Pero eso hace parte de tu esencia, de tu realidad de hombre. Y era el mismo hombre que existía hace tantos años.

En cambio, el esposo, el padre, el excelente hijo es el de ahora. El trabajador incansable, el preocupado porque no haga falta nada, el que me mira -a veces- con mirada de ayer y siento que me amó y el que me mira -a veces- con mirada de hoy y siento que me quiere y me respeta y no desea hacerme daño.

¿Qué podrán decirme de ti que yo ignore? A lo mejor cosas que no me gustaría escuchar pues el hombre con el que duermo y me despierto es el que en casi todas las facetas de su vida me gusta y quiero.

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