jueves, 6 de octubre de 2016

Amaneciendo



Amaneciendo

El otro día cuando me desperté y después de estirarme como gata, después de frotarme los ojitos, después de mirarme un buen rato las manos como si pensara pero en realidad sin hacerlo.  Logré bajar las piernas al suelo.  Ambas al tiempo; por delicadeza y elegancia y además cuidando no levantarme con el pie izquierdo.  Metí las paticas en las sandalias y observé mis pies con lindas uñas rojas y vi que las sandalias las tengo hace tanto, que ya deben hacer parte de mi cuerpo.  Logré estirar las piernas lo suficiente como para poder levantarme.  No sé si crují pero lo cierto del caso es que fue duro el proceso. Logré llegar al baño y ahí al fondo; el espejo me devolvió el reflejo de una mujer greñuda y muy cansada.  A lo mejor no es la realidad sólo que con el tiempo me he dado cuenta que con frecuencia me maltrato.  Me lavo los dientes con un cepillo rosa y poca crema.   Ya luego y con los dedos; intento peinarme un poco, me acomodo las gafas y me miró de nuevo.  Me gusta la forma de mis ojos, amo mis cejas.  La textura de mi cabello me encanta aún a pesar de que las canas se asoman de nuevo.  Le sonrió a mi reflejo y me saludo.  Me deseo un día magnífico. He intento iniciar el día plenamente identificada con la mujer que soy.

Patricia Lara P.                                                    

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