Me convertí en oídos
para saber descubrir que tus palabras había vida.
Y probé la dulzura musical de tus labios.
Embriagada, escuché mil secretos
en la suave melodía de cada uno de tus besos.
En tus ojos, escuché el cantar
de un río bravío
manantial de una pasión
que yo creía inagotable.
Embelesada,
me aturdí con el suspiro de tu alma.
Y hoy muero de sordera
y soledad.
Mi pecho ya no escucha
la cálida canción de tus mejillas
rozando mi piel.
B.
Osiris B.
No hay comentarios:
Publicar un comentario