He tomado una decisión sentada, perdón; sentada no... Sensata. Sí, yo he tomado una decisión sentada pero también sensata. Decidí; sanamente. Que no quiero llegar a vieja. No voy a esperar sentada y sensatamente a que los años me alcancen y luego cuando menos lo piense. Senil yo; ya ni lo piense siquiera.
Raro, dirán algunos. Esta loca, dirán los otros. Y yo
sentada sensatamente pensare que he sido siempre una cuerda loca.
Ahora bien, mientras pienso, siento que los años me alcanzan. Pero
mientras más pienso; menos mal que sentada -para no cansarme- no logro llegar a
la conclusión más importante de este tema vital.
Y es... ¿Cuándo uno llega a viejo? ¿O será que la vejez es la que nos alcanza?
Tendré que seguir pensándolo sentada
y sensatamente y cuerda y alocadamente.
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