Se encuentra a si mismo todos los días. Solo que no lo sabe... Ese
viejo sentado en la silla del parque viendo pasar el día y lo que le resta de
vida; es el mismo niño que displicente se mece en el columpio.
La vida los separó en el tiempo, pero los acerca en el espacio.
Ese niño que juega feliz, ignora el futuro incierto que le espera y la
soledad futura que lo aguarda al bordear unos años.
Ese niño que juega, ignora que puede
cambiar si así lo desea esa soledad, ese mirar cansado al horizonte, esa
tristeza infinita que lo conduce todos los día inexorablemente a la silla del
parque.
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