lunes, 4 de noviembre de 2013

Otoño




Allí a donde ella llegaba
se hacía otoño.
Podían estar las flores en su máximo esplendor
y sin embargo,
tan solo al llegar ella;
se hacía otoño.
Las flores se marchitaban y morían
y las hojas
-casi instantáneamente-
se caían.
Los campos
podían estar llenos de frutos dorados
o rojos y lilas;
pero en el instante
en que ella llegaba
se marchitaban y morían.
El otoño llegaba con toda su fuerza,
se posaba en las gentes
en las ropas que con fruición
agarraban para que el viento las  arrastraran.
Desde el momento y hora
en que perdió su amor
Otoño se llamó y aun se llama ahora.

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