Artificial la
sonrisa y el abrazo
y la mirada esa que
finge entendimiento,
reconocimiento y
hasta aprecio.
Artificiales las
flores del florero
y de plástico el
mismo.
Y el sostén de
relleno desmadejado en la cama.
Artificial la
planta florecida en un rincón de la sala,
mustia a pesar de
eso.
Artificial la ropa
que cubre su cuerpo cicatrizado.
Artificial su vida,
superficial y falsa.
Patricia Lara P.
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