martes, 23 de diciembre de 2014

Cirujano



2 de 9, Patricia:
Este segundo ejercicio va con el compromiso del segundo escrito (faltan 7) y le sumo la palabra del día 05 de diciembre, enviada por JuanMa, ¡pa' que no diga!:
Cirujano
Tendido, casi seco,
a la vera del camino,
se hallaba el que un día fuera
un muy frondoso pino.
Un niño que deseaba
un árbol de Navidad,
para ir a buscarlo
convenció a su papá.
Caminó –caminaron-
buscando sin cesar
¡anhelaba con ansias
su árbol encontrar!
Y ya de tanto andar
fueron por esos pagos
donde yacía el árbol
¡oh, gran casualidad!
El niño, sorprendido,
lo miró muy atento
“¡éste es el árbol, papi!”,
gritó a los cuatro vientos.
Curioso y con ternura
-y con voz decidida-
dulcemente a su padre
pidió que recogieran
al pino malhadado
a su árbol malherido.
Juntos, con él cargaron
por el largo trayecto:
bordearon por el lago
a paso firme y lento.
De pronto, en un momento
de dicha singular,
el niño pide parar
y ambos hacen un alto,
sonriendo entre suspiros
vuelve a ver al árbol
¡su árbol tan querido!
Ya en la mente del niño
se iba transformando
tal vez por la ilusión,
tal vez por el cariño,
el tronco maltratado
en árbol encantado.
Y, llegando a su casa,
con sus padres y hermanos,
hicieron con el pino
la labor de un cirujano:
¡lo vistieron de gala!
lo adornaron con luces
y con lazos muy finos
que un toque muy hermoso
daba a toda la sala.
Sentados, todos juntos,
con cariño fraterno
y elevando agradecidos
sus preces al Eterno,
por el bien recibido,
disfrutaron su cena.
Con amor se abrazaron
y en la Nochebuena
en armonía y muy contentos
cantaron villancicos
comieron dulces ricos
y un final feliz dieron
a este pequeño cuento.
B. Osiris B.

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