Cuando se despidió, pensó que no era para siempre. A pesar de saber a ciencia cierta, que la ausencia sería definitiva. Más no sentía que lo fuera pues la llevaría por siempre en su corazón y mientras ahí estuviera, no la dejaría partir nunca.
Las ausencias definitivas; pensaba
él, son aquellas en las que la bruma del olvido lo borra todo.
Patricia Lara P.
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