martes, 23 de diciembre de 2014

Transformación

(Un cuentecito muy plano, pero adecuado para la época)
Nació con ese instinto malsano de al principio ser molesto pero luego ya malvado.  Disfrutaba viendo como los rostros de las personas, ante su presencia se tornaban hostiles.  En realidad no quería ser odiado, pero solo al llegar a un sitio, las risas en las caras de las gentes se transformaban y hasta el perro y el gato corrían a ocultarse tras una silla por lo menos.
Desde niño había buscado motivo para ser desterrado del resto del mundo y claro no lo había logrado pero no porque no hiciera su mejor esfuerzo.
Un día, al ver ante sus ojos transformarse la gente; tomó la decisión de hacerse bueno.  Él ya era bueno en lo que hacía, pues era un experto en causarle malestar y hasta pavor a la gente.  Pero en realidad decidió tomar un rumbo más agradable.  Deseaba ser querido por muchos.
Se dio a la tarea de ayudar a los ancianos en sus múltiples cosas, en prestarles atención a lo que hablaban; así lo hubieran repetido muchas veces.  Compartió dulces y juegos con los niños y al cabo de muy poco tiempo logro borrar los malos recuerdos que de él había y se hizo querer mucho por todos.
Hoy; es el alma de la fiesta, los rostros sonríen aún más cuando lo ven y recibe abrazos y cariño a granel.
Patricia Lara P.

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