Cayó en medio de la calle como fulminada por un rayo. Había amanecido normal; como todos los días, se había despertado. Había hecho lo cotidiano estando viva. No sintiéndose viva; ya que eso es otra cosa. Y ahora; ahí caída, como una muñeca de trapo olvidada y vieja. Yacía en medio de la calle muerta.
¿Qué había pasado? ¿Acaso aquello que ella había
"vivido" había sido la vida? ¿Cómo era posible que todo aquel
desamor se pudiera haber llamado amor?
Ahora él recibiría la noticia y sentiría un descanso. Y pensaría:
"Por fin libre" Y continuaría pensando "Por fin solo"
y seguiría haciéndolo; "ahora sí, a
vivir la vida como yo me merezco"
Y es que había deseado tantas madrugadas al verla a su lado que no
estuviera respirando, que estuviera muerta. Que sentía que por fin se le
había hecho el milagrito.
Se yo; como narradora que soy de esta
hermosa historia habitual que todo no termina allí. Que habrá que esperar
unos días para ver cómo continua la
historia de nuestro galán. Pero la historia de ella si concluye. Acaba allí en medio de la calle. Y a lo mejor de ella si podemos decir que a
partir de ese momento vivió feliz por
siempre.
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