viernes, 11 de octubre de 2013

Tan real como la vida... misma





Cayó en medio de la calle como fulminada por un rayo.  Había amanecido normal; como todos los días, se había despertado.  Había hecho lo cotidiano estando viva.  No sintiéndose viva; ya que eso es otra cosa.  Y ahora; ahí caída, como una muñeca de trapo olvidada y vieja.  Yacía en medio de la calle muerta.
¿Qué había pasado?  ¿Acaso aquello que ella había "vivido" había sido la vida?  ¿Cómo era posible que todo aquel desamor se pudiera haber  llamado amor?
Ahora él recibiría la noticia y sentiría un descanso.  Y pensaría: "Por fin libre"  Y continuaría pensando "Por fin solo" y seguiría haciéndolo;  "ahora sí, a vivir la vida como yo me merezco"
Y es que había deseado tantas madrugadas al verla a su lado que no estuviera respirando, que estuviera muerta.  Que sentía que por fin se le había hecho el milagrito.
Se yo; como narradora que soy de esta hermosa historia habitual que todo no termina allí.  Que habrá que esperar unos días para ver cómo continua  la historia de nuestro galán.  Pero la historia de ella si concluye. Acaba  allí en medio de la calle.  Y a lo mejor de ella si podemos decir que a partir de ese momento  vivió feliz por siempre.

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