Primero fueron llamaradas rojas y luego amarillos indescriptibles.
Que hermosa mañana nos regaló Dios.
¡Cuanta belleza!
Que hermosa mañana nos regaló Dios.
¡Cuanta belleza!
Veo esas paredes de bahareque, blancas. Puerta roja a juego con la única ventana. Veo a María la O con sus ojos brillantes, su sonrisa y s...
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