Las noches oscuras
Dan paso a los días claros.
Las calles repletas
de autos y de gentes
se pronto se vacían y se vuelven a llenar.
Los caminos polvorientos
Conducen a las gentes hacía las otras gentes,
las nubes blancas como algodón
o negras y sucias con polvo de carbón
lloran a veces.
Los árboles repletos de hojas
las hojas cubiertas del rocío de la mañana
o del polvo del camino,
las flores se descubren lentamente ante el beso del sol,
los huevos al abrirse dan rienda
suelta a la vida,
y los polluelos pían, exigentes,
los perros ladran,
y los gatos maúllan a la luna redonda
y blanquecina.
Las vacas mugen entregando su leche blanca,
Tibia y repleta de espuma.
Los ríos cantan,
el viento trae aromas y sonidos;
cargados de recuerdos.
Todo en sucesión rauda
Y casi al mismo tiempo;
La vida se sucede
La gente nace y muere
Y llora en un momento y al siguiente se ríe
y luego se enamora y se desenamora
y de nuevo el amor la toca, la posee.
Como en una rueda
sin principio ni fin bien definidos,
la vida nos vive, nos seduce
nos hace sentir ganas
y al momento perder todo deseo.
En sucesión rauda
Locamente quizás y sin pensarlo
La vida respira vida.
Si algo de eso no ocurre
y sencillamente para, se detiene
la muerte es lo siguiente
la rueda detiene su loco transitar
nada sucede
el vacío lo abarca todo en un instante
y entonces el silencio grita en el vacío
y lo va cubriendo todo de silencio.
La vida no sucede
y todo se detiene.
Es el fin de uno solo.
La vida en su loco transitar no para nunca
No detiene su frenético andar.
Los demás continúan
Danzan, bailan se ríen e igual lloran
La vida no da espera
El tiempo del descanso llegará
En un momento y hora
Y con seguridad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario