viernes, 26 de agosto de 2011

Un loco transitar

Las noches oscuras

Dan paso a los días claros.

Las calles repletas

de autos y de gentes

se pronto se vacían y se vuelven a llenar.

Los caminos polvorientos

Conducen a las gentes hacía las otras gentes,

las nubes blancas como algodón

o negras y sucias con polvo de carbón

lloran a veces.

Los árboles repletos de hojas

las hojas cubiertas del rocío de la mañana

o del polvo del camino,

las flores se descubren lentamente ante el beso del sol,

los huevos al abrirse dan rienda

suelta a la vida,

y los polluelos pían, exigentes,

los perros ladran,

y los gatos maúllan a la luna redonda

y blanquecina.

Las vacas mugen entregando su leche blanca,

Tibia y repleta de espuma.

Los ríos cantan,

el viento trae aromas y sonidos;

cargados de recuerdos.

Todo en sucesión rauda

Y casi al mismo tiempo;

La vida se sucede

La gente nace y muere

Y llora en un momento y al siguiente se ríe

y luego se enamora y se desenamora

y de nuevo el amor la toca, la posee.

Como en una rueda

sin principio ni fin bien definidos,

la vida nos vive, nos seduce

nos hace sentir ganas

y al momento perder todo deseo.

En sucesión rauda

Locamente quizás y sin pensarlo

La vida respira vida.

Si algo de eso no ocurre

y sencillamente para, se detiene

la muerte es lo siguiente

la rueda detiene su loco transitar

nada sucede

el vacío lo abarca todo en un instante

y entonces el silencio grita en el vacío

y lo va cubriendo todo de silencio.

La vida no sucede

y todo se detiene.

Es el fin de uno solo.

La vida en su loco transitar no para nunca

No detiene su frenético andar.

Los demás continúan

Danzan, bailan se ríen e igual lloran

La vida no da espera

El tiempo del descanso llegará

En un momento y hora

Y con seguridad.

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