Hay un momento en la vida
en el cual tomamos conciencia de ser
y es ese momento en el cual
se abren los ojos del alma
y capturamos las esencias de las otras almas
y por fin entendemos las acciones
y las actitudes cobran sentido.
Hay un momento en la vida
en el cual aprendemos a valorarnos
a querernos como somos
nos aceptamos como humanos
y aprendemos a vivir con nuestras
falencias y nuestras virtudes.
y entendemos que nos equivocamos aun sin desearlo.
y aceptamos nuestras faltas
y comprendemos nuestras ignorancias
sin justificarlas por supuesto
solo aceptando que el conocimiento es tal
que solo una maquina podría aprenderlo todo.
Ya que no tendría necesidad de sentir
y el proceso de aprender
no se vería limitado por el amor
y nosotros en cambio los valoramos
no sé si más o solo en su medida justa.
Hay un momento en la vida
en el cual vale más lo que pensemos
que lo que otros piensen de nosotros
vale más lo que sentimos
que lo que otros sientan por nosotros
vale más vivir aun cuando sea poco
que no haber vivido nada.
Hay momentos en la vida
en los que valoramos lo que tenemos
y les damos además la justa medida
y no menospreciamos a nadie ni a nada
pero mucho menos nos menospreciamos
a nosotros mismos.
Hay momentos en la vida
en los cuales nos damos cuenta
que la elegancia es intrínseca a nosotros
y que la moda no es vital para ser
elegantes ni felices
y la comodidad vale más que usar algo bello.
Hay momentos en la vida
y llegan con la edad, con los años
y con las canas y las arrugas que estos traen consigo
en que nos damos cuenta
que hemos desperdiciado mucho tiempo
que hemos dejado de abrazar y besar
por lamentarnos y mirar hacia lo que se ha ido
o lo que es peor nunca se ha tenido.
Hay momentos en la vida
en que por fin tomamos conciencia
y nos liberamos hasta de nosotros mismos.
Y por fin vivimos y somos felices
con la felicidad propia y con la de los que nos rodean.
Por eso. Hay momentos en la vida
a los cuales vale la pena llegar
aun cuando sea arrastrándonos.
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