domingo, 21 de agosto de 2011

Más cosas sobre ella

Despierta sobresaltada por el despertador; sin pensarlo ni razonar siquiera lo apaga, y lo reprograma para que no vuelva a sonar despertando a media humanidad. En realidad esa afirmación es solo otra de sus tantas exageraciones pero lo que sí es cierto es que no desea despertar a nadie más.

Se levanta casi dormida, va al baño, toma agua y sale del cuarto cerrando tras de sí la puerta para que nadie moleste al durmiente. Prepara algo para su hija que se marcha al colegio, se lo sube al cuarto y mientras lo toma baja el morral con los cuadernos y los útiles escolares. También la maleta en la cual le empacará algo de comer y de tomar. Deja el morral al lado de la puerta y va a la cocina. Empaca lo que sea y regresa al lado de la puerta a dejar también la lonchera.

Sube al computador y mira los mensajes que recibió en el transcurso de la noche. Algunas veces responde inmediatamente y envía lo que normalmente tiene listo para el grupo. Otras no desea hacer nada y solo lee, señala y va a mirar el periódico o las revistas. Hay que estar informada de la actualidad, pues siempre es bueno tener algún tema de conversación o incluso cosas que le sirvan de inspiración para escribir algo que esté adecuado a su día o a su estado de ánimo.

Últimamente anda algo sombría pero al parecer es hormonal y nada hay que se pueda hacer al respecto. Así que toma las cosas con calma y trata de vivir el momento, esperando que pase.

Prepara las cosas de su esposo y lo despierta con el desayuno en la cama. Ella también come algo... algunas veces con hambre y otras sencillamente porque tiene que hacerlo. Espera que se aliste para ir a trabajar y ve mientras algún programa de televisión que tiene previamente grabado o cualquier cosa que le interese en ese mismo momento. Normalmente no logra terminar de verlo pues se aburre o piensa en todas las cosas que tiene pendientes por realizar.

Despide a su esposo en la puerta y la cierra mientras piensa qué será lo primero en hacer. Nunca es lo mismo y algunas veces sencillamente regresa a la cama a leer algo o a ver algo. Luego apremiada por tantas cosas la responsabilidad la mueve a empezar un día de los de siempre.

Tender camas, recoger desorden, lavar ropa, recoger la limpia, doblarla, limpiar la casa, preparar el almuerzo, etc. Mientras tanto piensa pensamientos u olvida recuerdos sacudiendo un poco la cabeza.

Habla con las mascotas y se ríe a carcajadas o habla sola e igual ríe o pelea consigo misma o escucha la misma música de siempre o se sienta en un mueble a ver algún programa que ha empezado a ver y no termina aun después de muchos días y de muchos ires y venires, pero es que se aburre, se cansa o el deber la llama de nuevo.

Va al computador nuevamente, escribe algo, piensa algo, sueña sueños, conoce lugares en fotografías que el Internet le suministra sin discriminación y supuestamente gratis o lee cosas; algunas interesantes y algunas otras sandeces salidas de cabezas aun más vacías que la suya.

Algunas veces almuerza sola -pocas-. Otras llega el esposo e incluso los hijos y comen mientras ven las noticias, luego una siesta y nueva despedida. De nuevo sola; teje o lee. No le encantan las visitas y salir todos los días sería un castigo. Le gusta la soledad y el ruido que hacen sus pensamientos, no le gusta tampoco que se los interrumpan.

Van llegando uno a uno los hijos y el esposo e igualmente cada quien se dirige a sus propias actividades. Hay días que ella necesita salir a caminar, a sentir el viento en la cara y el suelo no tan parejo abajo de sus zapatos. Algunas veces ella habla y otras sencillamente guarda silencio. No todas las palabras se crearon para decirlas. Algunas de ellas solo son posibles si las pensamos y recreamos en nuestras mentes y luego las dejamos ahí; recostadas en algún recoveco de la imaginación para ser retomada y re-hilvanada en otro de los tantos momentos de soledad y de recogimiento.

Luego de caminar regresa a la casa, mira que todo esté bien y piensa en ir a la cama a dormir sin soñar. Solo dormir como un lirón, sin despertar apenas para ir al baño o para tomar agua por la garganta seca.

Ver la televisión unos instantes o leer un libro o tejer algo y hacer un poco más de sueño y luego darse la vuelta, volverse un ovillo de gato y dormir. Dormir sin sueños o con sueños que en la mañana ella muy seguramente no recordará; o quizás también con pesadillas que la harán amanecer con un poco de amargura en la boca y la mirada triste pero que al correr de los minutos no serán ya ni recuerdos desagradables o agradables. Pues el olvido los cubrirá.

Ella duerme e incluso ronca un poco. No le consta que ronque pero se lo ha dicho y no tiene porqué dudar de la veracidad de la información.

Ella se ve frágil cuando está dormida, pero no le gusta nunca mostrar su fragilidad a nadie y solo cuando se acuesta lo demuestra. De todas maneras en esos momentos ella solo duerme para volver a despertar y continuar con su vida o con sus sueños como todos los días de su vida. Ella sueña que vive o vive porque sueña.

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