La primera impresión es que Dios nos había abandonado. Me enojé mucho con él. Lo recriminé, le dije todo lo que me estaba ahogando y bullía en mi interior. Todo me parecía negro, el futuro para nada se veía halagüeño. Él -Dios padre- me escuchó sin interrupciones, solo mirándome con esos ojos cargados de amor.
Al final, ya vacía de toda aquella amargura me dijo. Eres la primera en mi lista, te he amado siempre. Mis planes para ti son perfectos. Respira y sigue.
No me dijo que pasará a futuro. Pero me miró con sus ojos brillantes y sentí paz.
Aquí estoy yo de nuevo... Confiando y trabajando.
Dios nos bendice.
Patricia Lara P
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