La ví cruzar la calle y avanzar hacia mí, arrastraba más el pie derecho que el izquierdo. Lentamente se fue acercando, ví el brillo intenso, casi febril de sus ojos. Un poco antes de darle las buenas noches, recordé con espanto que llevaba ya, casi tres días muerta.
A lo mejor, quien sabe quiso ella despedirse.
Yo, Patricia Lara Pachón.
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