Oigan. Eso de tumbarlo (robarlo) a uno, ha hecho carrera de una manera inverosímil.
Les cuento. Hoy hablaba con algunas personas mientras me hacía la pedicura. Saltábamos de tema en tema ya que éramos varías personas y las mentes hacen conexiones bien variadas y curiosas.
Por algún motivo llegamos al tema del costo de la vida y de los alimentos. De pronto, un señor que está afilando los instrumentos comenta que hay algunos pícaros que remojan los frijoles secos y los venden a precios más altos como frijoles verdes recién desgranados. Yo me quedé boquiabierta. ¿En qué cabeza cabe tanta maña? No, si es que a uno le meten chucha por liebre y se queda sano.
Que pereza que los seres humanos lleguen hasta niveles tan absurdos para robar al otro.
Ahí les dejo pues esa historia.
Yo.
Patricia Lara P
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