El tiempo se detuvo
El sonido calló
El movimiento antes enloquecido cesó
El viento inquieto se aquietó de golpe
El corazón que cual corcel latía
Contuvo de improviso las palpitaciones
El brillo de los ojos se apagó
Los cabellos al viento
Danzaron al influjo vital
Y de repente cayeron como manto
Cubriendo el rostro, el cuello,
Y gran parte del pecho
Que desnudo y tan blanco
Se cubría de pronto de brillante carmín.
Y de repente.
Todo se detuvo.
Patricia Lara P.
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