Pensando en las
canas y las arrugas
He notado que con el tiempo la piel se torna más tierna al tacto, el abrazo es más cálido, la mirada se dulcifica y la sonrisa se hace más cándida.
He notado que con el tiempo la piel se torna más tierna al tacto, el abrazo es más cálido, la mirada se dulcifica y la sonrisa se hace más cándida.
He notado que cosas
que antes no me tocaban siquiera; hoy me lastiman o me acarician.
Me he sentido más
dueña de mí, más segura de mi misma y de mis sentimientos… Más mujer.
Me percibo como una
mejor persona, aun cuando eso no necesariamente me conduzca a ser una mejor
madre o una mejor esposa… si una mejor
mujer.
Las huellas que los
años... la vida, va dejando no me
molestan tanto, como yo lo pensaba.
Creí que las
arrugas, las manchas y las canas serían devastadoras pero no... No lo
son. Yo diría incluso que son liberadoras. Pues la vanidad de la juventud se transforma
en la vanidad de lo que hicimos y no de cómo nos vemos o nos vimos.
Nos liberamos
incluso de alguna gente y al hacerlo nos
sentimos más propios, más libres y por cierto.
Más felices.
Patricia Lara P
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