domingo, 14 de agosto de 2016

Veneno



Veneno
Todos los días
a la misma hora
sagradamente,
como si de la comunión se tratara;
tomaba una cucharada o dos
de belladona.
-Aclaro-
No era exactamente esa planta
eran palabras;
acciones
actitudes
que le envenenaban el alma.
Con el tiempo
al hacerse resistente al veneno
decidió cambiarla
por mandrágora.
El efecto siguió siendo el mismo,
pero recordar todo
la hacía sentir viva
y la vida le daba la opción
y la esperanza
del justo desquite.
Patricia Lara P.

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