Mis oraciones de la mañana, por razones
poco parecidas a las de este relato, se han visto desviadas en los días
recientes. Pensando en mis distracciones y en qué otras ideas nos sacan de
nuestro centro, desviando nuestra atención, surgió este relato.
Aclaro, para quienes aún no se enteran:
1) Es un ejercicio literario, por lo que hace uso de uno que otro recurso del lenguaje, como las imágenes sensoriales, por ejemplo.
2) Contiene ideas "non sanctas", pero son solo eso, ¡ideas!
3) No soy responsable de lo que recrees al leer mis escritos, pero me alegrará mucho si hacen volar tu imaginación, ¡que para eso -y para divertirme- los creo!
4) Espero que lo disfrutes desde la limpieza de tu humanidad y la mía.
5) ¡No hay cinco! :p
1) Es un ejercicio literario, por lo que hace uso de uno que otro recurso del lenguaje, como las imágenes sensoriales, por ejemplo.
2) Contiene ideas "non sanctas", pero son solo eso, ¡ideas!
3) No soy responsable de lo que recrees al leer mis escritos, pero me alegrará mucho si hacen volar tu imaginación, ¡que para eso -y para divertirme- los creo!
4) Espero que lo disfrutes desde la limpieza de tu humanidad y la mía.
5) ¡No hay cinco! :p
¡Va cueenntoooo!
Oración matinal
Una caricia sutil le recuerda que es
hora de levantarse y agradecer por un nuevo día.
Arantza reza cada mañana, aún antes de
despuntar el alba. Arantza reza y agradece a Dios por la delicia del contacto
de esa otra piel, tan humana y tan divina. Arantza agradece y también ruega.
Ruega que nunca le falte esta pasión que Néstor, religiosamente, le hace sentir
a cada instante del día. Y, entre lúbricos suspiros y cálidas caricias, invoca
el nombre de Dios junto al de su amado, cuando casi desmaya de terrenal gozo.
Desayunan juntos; agradecen también los
alimentos y, al despedir a Néstor en la puerta, Arantza lo encomienda en
protección: Arcángel Miguel delante, y piensa en el hermoso y bien delineado
torso desnudo de su marido... Arcángel Miguel detrás, ahora vienen a su mente
esos glúteos tan bien definidos y ligeramente voluptuosos gracias a la práctica
beisbolística cotidiana... Arcángel Miguel a la derecha, esa derecha con la que
la abraza protectoramente... Arcángel Miguel a la izquierda, ¡el lado de su
corazón, que se acelera vertiginosamente cuando hacen el amor!... Arcángel
Miguel arriba, mejor terminar la oración, que ya Néstor se va... Arcángel
Miguel abajo, ¡o donde él quiera!, que cualquier posición les va bien... Néstor
parte, huyendo a disgusto de los besos de su amada Arantza. Ella hace tres
cruces en el aire, mientras termina su oración: Arcángel Miguel, Arcángel
Miguel, Arcángel Miguel donde quiera que vas; yo soy su amor protegiendo aquí,
mariposas en el estómago... y así, sigue en sus oraciones, evocando
impúdicamente la dulce y sensual virilidad de su amado. Y, entre un fervoroso
amén y un gloria, Arantza duda. Cuanto más reza, más duda... Duda si se redime
o se condena. Y agradece por cualquiera de las dos.
B. Osiris B.
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