Y el
consuelo llega
a
partir de dejar fluir las lágrimas
dejar
que el manantial se agote
que
arrugada la cara del discurrir acuático
el
alma, el corazón
agoten
las angustias.
Y el
consuelo llega
en el
momento y hora
que
busquemos pretextos
que
encontremos excusas
válidas
o no válidas
para
justificar las pérdidas
las
muertes y aun la vida.
Y el
consuelo llega
cuando
los días pasan
y uno
se acostumbra
y no
espera
la
imagen, la sonrisa, la voz
y los
afectos.
No
olvidamos jamás a los que amamos
a las
significancias de aquello que se fue.
No es
eso…
Es
que el dolor se apaga o se transforma
en
recuerdos sonrientes
en imágenes que
el corazón no olvida
y se
endulza la voz y la mirada
al
recordar recuerdos.
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