miércoles, 9 de mayo de 2012

Boba yo


Nos contaba mientras ella realizaba una limpieza facial;  que su esposo era un hombre muy creyente y religioso.  Tanto así que cada fin de mes amanecía en la iglesia haciendo oración.  No sé por qué yo no pude creerle.  Miré al otro interlocutor con cara de "méteme el dedo a la boca" a ver si muerdo o "bobita no".
Pasó el tiempo, no mucho.  El hombre "religioso" abandonó a la esposa por otra con la que amanecía cada mes "orando".  
En estos días me contaron una historia casi, casi, casi tan descabellada como aquella.  Yo mirándome a mí misma con cara de "méteme el dedo a la boca" a ver si muerdo o "Yo no soy tan pendeja" recordé la otra historia.  La que acabo de referir. Y aquí estoy yo; desde ese día pensando pensamientos y mirándome adentro... bien adentro.

Patricia Lara

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