Respira
Respira apresurada. El pecho se contrae y se expande rápidamente, febrilmente. Aprieta sus manos sobre él. Y se obliga a respirar despacio, pausado. Cierra los ojos e imagina. Un mundo dónde no se encuentre él. El miedo la consume, la absorbe.
La vida no significa nada en su ausencia.
Las manos se vuelven a apretar sobre el pecho que ahora sube y baja lentamente, tan lento que se va deteniendo.
Y es que algunos pocos aman de tal manera. Que de amor sí se mueren.
Patricia Lara P
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