domingo, 9 de febrero de 2020

Llanto de niña

Llanto de niña

Hace ya mucho tiempo.  En épocas que están un poco borrosas en mi memoria.  Cuando aún era una niña pequeña que lloraba por el desamor, me sucedió algo en su momento muy doloroso.
El asco que tengo por el pescado no es nuevo.  Es de toda la vida.
Cuando íbamos a la casa de la abuela, nos consentían un poco más que en la casa.  Así que cualquier cosa esperaba yo, menos que prepararan un sancocho de pescado.  Y no sólo eso.  Sino que ese también fuera mi almuerzo.
No olvidaré jamás.  Aquella niña acuclillada en el corredor de la casa.  Llorando desconsoladamente.  No tanto por el almuerzo en si.  Sino más bien por la certeza de la falta de cariño y solidaridad de mi tía.
Mi abuela, de haber estado.  Muy seguramente me habría dado algo que si pudiera comer.



Patricia Lara P

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Veo

  Veo esas paredes de bahareque, blancas. Puerta roja a juego con la única ventana. Veo a María la O con sus ojos brillantes, su sonrisa y s...