Acantilado
Al verlo, al detenerme justo al borde, presentí un montón de situaciones anteriores. Vi, casi con seguridad absoluta la gente dirigiéndose a allí. Los ví, dar un paso tras otro sin detenerse un instante. Sin miedo alguno. Los ví caminar al vacío, que los engulló gustoso.
Ni un suspiro, ni un grito salió de sus labios fuertemente apretados. Sus puños cerrados tampoco se aflojaron.
¿Suicidas todos?
No, sencillamente desesperanzados.
Patricia Lara P
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