domingo, 9 de febrero de 2020

A la gente que es así, le pasan esas cosas

Pollo pescado.

Si me conocen o me han leído saben que no como pescado ni ningún otro fruto de mar.
Hace ya unos años.  Estuvimos en un pequeño hotelito en un sitio que se llama Playa Blanca.  Contratamos con los dueños la alimentación no sin antes preguntar si ofrecían otro tipo de proteína que no fuera la típica de playa -pescado, mariscos,etc-.  La dueña de casa dijo que sí, que no habría ningún problema.
Efectivamente el primer día sirvieron una sopa de ñame muy rica y además arroz de coco, pechuga sudada y una ensaladita de lechuga y tomate.
¡Cuál sería mi sorpresa al probar el pollo y darme cuenta que sabía a pescado!
Llamé a la señora, le expliqué el caso y ella hizo oídos sordos a mi reclamo.  El "pollo-pescado" se lo terminó comiendo un amigo.  Yo resignada me iba a comer la ensalada ya que el arroz no es de mis favoritos.  Cuando veo no sin ternura que un hermoso caracol se deslizaba delicadamente sobre ella.
La señora al cabo de un rato vino y al ver que el pollo no estaba en mi plato, me preguntó si finalmente me lo había comido, así que le dije que no.  Y observando ella la ensalada me replicó.  ¿Y porqué no se la comió? Así que señalando con el dedo le mostré el caracol.  Ella me miró con desaprobación y dijo más para ella que para mí.  "A la gente que es así, le pasan esas cosas".

Patricia Lara P

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